¿Prevenir o curar?

Hago la pregunta sabiendo la respuesta que todo acuicultor daría. La verdad hoy sigue siendo un desafío permanente contar con las herramientas para prevenir situaciones sanitarias adversas en nuestros cultivos acuícolas. Siempre se nos explicó que la salud es un balance entre el ambiente, el huésped y el patógeno, por lo que al prevenir solo intervenimos esta ecuación en favor de nuestra producción.  

Siguiendo este concepto, las producciones intensivas en granjas acuícolas dependen mucho más de las condiciones de cultivo, calidad del agua y buenas prácticas. Hoy es impensable no estar atentos a la higiene de nuestros sistemas y bioquímica del agua. 

Oxigenación, filtración, de gasificación, desinfección son herramientas que la intensidad de cultivo exige.  Por otra parte, nuestras poblaciones son seleccionadas y mejoradas para enfrentar estas condiciones y en muchos casos desarrollar resistencia contra enfermedades de producción. No obstante, todo este desarrollo, nuestros patógenos siguen ahí y sin cuidar todo lo mencionado, encuentran siempre como enfermar.  

Como veterinario de producción, siempre he pensado que la vacunación de nuestros stocks es la mejor de las prácticas que tenemos a mano para prevenir y además siempre susceptible de mejorar. No todos los individuos responderán igual a vacunaciones tempranas, pero sin duda las poblaciones sí. Los datos duros de buenas vacunas bien aplicadas han permitido control efectivo de muchas enfermedades, previniendo su aparición o mitigando daños crónicos que afectan para siempre la performance del cultivo. 

Las vacunas de inmersión son herramientas tediosas de aplicar y no hacerlas bien, dificulta la efectividad del procedimiento, significan costos y peor aún, la percepción de que no funcionan.  

Vacunas de inmersión hay para muchas enfermedades, método de aplicación solo uno. La exposición a una solución de vacuna lleva asociado un tiempo de exposición y una cantidad de kilos de individuos que la solución puede vacunar o entregar vía branquias suficiente antígeno para lograr el objetivo.  

Este proceso es por naturaleza demandante de personal en la granja acuícola, tiempo y genera un manejo estresante para los peces. Se puede argumentar que ahorran mano de obra, pero mi punto de vista es que la hacen más valiosa. Me explico.  

Hacer la inmersión de toda una población de juveniles solo será efectiva si se hace bien y en el tiempo necesario que permita coordinar el efecto. Muchas vacunas de este tipo van a ser primo vacunaciones de futuras inyectables y acumular suficientes unidades térmicas colectivamente para no entorpecer futuros manejos, hace este aspecto temporal clave.  

Nos pasa entonces que recurrimos a todos en nuestro equipo para lograrlo o asumimos el riesgo de contratar personal temporal. En suma, se descuida o arriesga el proceso cotidiano y las buenas rutinas que hacen el cultivo predecible. Alimentar bien, asear bien, registrar bien, retirar mortalidades, en fin, todo lo que un buen sitio de cultivo debe hacer diariamente. Al automatizar además especializamos a nuestro personal dando a esta actividad la certeza de una inversión bien hecha.